PARCHES MINISTERIALES: CAMBIAR ALGO PARA QUE NADA CAMBIE

Como era de esperarse, los anunciados cambios ministeriales no han significado mayores sorpresas. En lo fundamental se mantiene el gabinete con Jorge del Castillo ratificado como Primer Ministro. Más allá de los cambios parciales, lo que queda en evidencia es la voluntad del gobierno de mantener invariable la aplicación del modelo neoliberal, hecho que marca a su vez el conjunto de políticas sectoriales.

En las jornadas de lucha de julio y noviembre el movimiento social se pronunció por el licenciamiento del gabinete Del Castillo, en el entendido que esto posibilitaba un cambio de rumbo en el manejo económico y social del gobierno. Nada de eso ha sucedido. Todo lo contrario, con el gabinete reencauchado con el concurso de connotados personajes adictos al relicario neoliberal, no queda duda que el próximo año tendremos un mayor impulso del entreguismo que exige el modelo y la implementación del TLC con EEUU, y por tanto un afianzamiento del autoritarismo para mantener a raya al movimiento popular. Por lo pronto las leyes que criminalizan las protestas populares y las que otorgan impunidad a los miembros de las fuerzas armadas y policiales en sus acciones represivas nos indican el camino por el que transitará el régimen.

Mención aparte merece el nombramiento de Rosario Fernández, conocida por haber sido la abogada de los Schutz. Si a ello le sumamos otros hechos como la defensa pública hecha por Alan García respecto a los Wolfenson, la pretendida condecoración al diario La Razón por el Comandante General del Ejército Edwin Donayre, o los compromisos parlamentarios de la bancada aprista con los fujimoristas, entonces tenemos claro que existe una línea de conducta del gobierno de complicidad con la corrupción y los crímenes perpetrados por el fujimorismo, lo que podría ser determinante a la hora de dictar sentencia al japonés que se encuentra en el banquillo de los acusados.

El 2008 se presenta lleno de retos para el movimiento social y para los sectores políticos que trabajamos por cambios de fondo en el país. No nos cansaremos de insistir sobre la necesidad de superar el oposicionismo estrecho, la lucha que pierde perspectivas y se entrampa en lo parcial e intrascendente, por muy radical que aparezca en su forma. Solo desde la lucha política alternativa con clara voluntad de gobierno y poder, que se asiente en la gran unidad del pueblo peruano lograremos abrir un nuevo curso para el país. A ello debemos dedicar todos nuestros esfuerzos.

Manuel Guerra